La decisión del Parlamento supone otra vuelta de tuerca en la
difícil negociación que mantienen desde hace varias semanas Estados
Unidos y Turquía sobre las condiciones para la colaboración turca
en un eventual ataque estadounidense a Irak. Además, ha elevado al
máximo la tensión entre Turquía y EE UU, hasta el punto de que el
secretario norteamericano de Estado, Colin Powell, ha dado un
ultimátum y exigido a Ankara una respuesta para ayer mismo.
Turquía quiere que la Casa Blanca que se comprometa a pagar una
multimillonaria indemnización (superior a los 30.000 millones de
dólares) por las posibles pérdidas que le ocasione el ambicionado
ataque norteamericano contra el régimen del presidente iraquí,
Sadam Husein. Pero Washington ha ofrecido únicamente 26.000
millones de dólares entre subvenciones y avales crediticios, y ha
advertido al Gobierno del primer ministro turco, el integrista
moderado islámico Abdulá Gul, que no está dispuesto a incrementar
su oferta económica y que el tiempo se acaba.
El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, subrayó anoche que
«llega un momento en el que los planes se tienen que llevar a cabo,
las decisiones se deben tomar y no se puede estirar el proceso
indefinidamente». Preguntado si eso significa que Washington ha
presentado a Ankara su oferta final, Fleischer contestó que «es una
buena manera de describirlo». Las reticencias de Ankara responden a
su deseo de que Estados Unidos se comprometa por escrito y no se
repita así la experiencia de la guerra del Golfo de 1991, cuando
Washington prometió una indemnización que nunca llegó a pagar.
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