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La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, no ve «ninguna contradicción» entre el apoyo que el Gobierno pueda dar a empresas petrolíferas para que logren acuerdos con las autoridades iraquíes y, al mismo tiempo, mantener la presión sobre el régimen de Sadam para que se desarme.

Además, señaló que España tiene interés en mantener «las mejores relaciones con Irak, con el pueblo y la sociedad iraquí» lo cual, a su modo de ver, «no está en contradicción con que el régimen de Sadam tenga que desarmarse». «No veo ninguna contradicción», repitió. Lo que está claro es que el vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, tendrá que dar explicaciones en la Cámara siempre que se acepten las peticiones de comparecencia de PSOE e IU que quieren saber cómo es posible que el Gobierno negocie con Irak para lograr concesiones petrolíferas y a la vez quiera empezar una guerra contra Husein.

La jefa de la diplomacia española situó este tipo de actuaciones en el marco del programa de Naciones Unidas 'Petróleo por alimentos', en vigor desde 1996 y que permite a Irak vender una cantidad limitada de crudo, a condición de que los ingresos obtenidos por esta vía se destinen a la compra de productos de primera necesidad. «Estamos en un marco que es de 'Petróleo por alimentos' y es lógico que el planteamiento del Gobierno sea impulsar al máximo ese plan, para que funcione y lo haga con el mayor beneficio para el pueblo y la sociedad iraquí».