Los miembros del Consejo de Seguridad coincidieron en la necesidad
de ponerse a trabajar en los planes humanitarios y de
reconstrucción de Irak tras la guerra, en un intento de cerrar la
brecha que les mantiene divididos.
Annan recordó a EE UU que «la responsabilidad de proteger a los
civiles durante un conflicto corresponde a los beligerantes» y que
«en cualquier área bajo ocupación militar, la responsabilidad por
el bienestar de la población corresponde al poder».
Annan advirtió de que una guerra en Irak empeorará la situación
humanitaria y que la organización no dispone de fondos suficientes
para responder a la crisis. Dijo que la ONU pidió hace un mes a los
países 123'5 millones de dólares en previsión de que hubiera una
guerra, pero sólo han sido comprometidos 45 millones.
En esta reunión participaron los ministros de Exteriores de
Francia, Rusia, Alemania y Siria, los cuatro países que han
defendido con más contundencia la continuación de las inspecciones,
y que ayer mostraron su queja por la interrupción de este
proceso.
En la sesión se observaron todavía grandes diferencias sobre la
manera en que se va a resolver la crisis de Irak.
Por un lado, países como Francia, Rusia, Alemania, México y
Chile defendieron que las inspecciones estaban dando frutos, y que
este proceso, que ha sido interrumpido, hubiera podido culminar con
el desarme completo de Irak por vías pacíficas.
«Todavía hay perspectivas claras y creíbles de un desarme
pacífico de Irak», aseguraba el ministro de Exteriores francés,
Dominique de Villepin, quien criticó a los que consideran que los
problemas pueden resolverse «con el uso de la fuerza en una acción
rápida».
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