Sadam Husein advirtió ayer a los iraquíes de que deben prepararse
para una guerra «más dura, larga y difícil» porque «esta vez los
enemigos están en nuestra tierra y en mala situación, por lo que
van a responder con mayor fuerza».
La nueva aparición vino a desmentir las versiones divulgadas por la
prensa norteamericana de que Sadam Husein podía haber muerto o
resultado gravemente herido en los primeros bombardeos.
«Dios nos ha enseñado que gana quien más resiste y con su ayuda
al final los expulsaremos», dijo en un discurso que leyó minutos
antes de reanudarse los bombardeos sobre Bagdad y que es el segundo
que pronuncia desde el inicio del conflicto.
«Hemos intentado durante mucho tiempo evitar la batalla y por
eso Dios nos dará la victoria si luchamos todos juntos», afirmó,
antes de reconocer que «esta guerra es diferente».
«En las anteriores, los enemigos sólo atacaban con misiles y
aviones pero ahora están en nuestro suelo. Además, creían que iba a
ser corta pero han comprendido que será larga y están mal, así que
intentarán darnos más duro», dijo.
«Les esperamos cara a cara», concluyó, en una alocución mejor
preparada que la difundida pocas horas después de comenzar el
jueves las operaciones bélicas en el territorio.
En aquella ocasión leyó con gafas y aire descompuesto un mensaje
escrito a mano en un cuaderno de espiral; en ésta, lo hizo sin
lentes y su aspecto era perfectamente sano, sin la menor
magulladura, mientras pasaba las páginas de un discurso
mecanografiado ante las cámaras de televisión.
El líder iraquí no olvidó citar los nombres de los comandantes
de las unidades que defienden las plazas de Um Qasr y Basora, en el
sur del país y donde esta mañana aún ofrecían resistencia a las
tropas norteamericanas y británicas.
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