TW
0

EFE-WASHINGTON/LONDRES

En otro orden, Francia y Reino Unido se comprometieron ayer a trabajar unidos y en el marco de Naciones Unidas para afrontar la crisis humanitaria en Irak, que, como explican desde la ONU, esta ayuda internacional está sufriendo serios saqueos en diversas ciudades como las que se han registrado en Um Qasar y Basora.

El presidente de EEUU, George W. Bush, se mostró ayer complacido, aunque cauteloso, con los avances de la guerra en Irak porque, aun con las celebraciones en Badgad, la Casa Blanca advirtió que persisten los peligros. Del mismo modo, el primer ministro británico, Tony Blair, celebró la caída de Bagdad en manos aliadas, pero advirtió de que la guerra no ha terminado.

Bush desayunó con los principales líderes del Congreso para analizar los progresos en el campo de batalla y los planes de reconstrucción en Irak, aunque ninguno ofreció detalles de lo tratado.

El propio vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, reconoció hoy que no es el momento de descorchar el champán porque, pese al progreso de la ofensiva sobre Bagdad y la toma de la capital iraquí, «todavía tenemos mucho por hacer» y «no se puede predecir» cuánto más durará esta guerra.

Por su parte, Blair se unió ayer al personal de su oficina, el número 10 de Downing Street, para ver por televisión las escenas de júbilo que se produjeron en las calles de la capital iraquí y, según su portavoz, «celebrar» este momento significativo en el derrumbamiento del régimen de Sadam Husein.

El primer ministro se declaró «encantado» antes las muestras de alegría de los iraquíes .

Sin embargo, el Gobierno británico cree que es prematuro cantar victoria mientras haya partes de Irak que aún no están bajo control aliado y mientras la situación en Bagdad no esté del todo clara.

En su intervención de ayer ante la Cámara de los Comunes, Blair dijo, entre otras cosas, que los aliados no saben quién es, en Irak, la autoridad competente que debe ofrecer la rendición del régimen para, en términos oficiales, dar la guerra por terminada.

El «premier» británico advirtió de que el conflicto en Irak «aún no ha terminado» toda vez que «hay muchas cosas complicadas aún pendientes».

Pese a la sensación de que el conflicto toca a su fin, a Blair le preocupa la resistencia que todavía parece haber en el país y la falta de ese interlocutor iraquí que aún no tienen los aliados.