Los familiares de los prisioneros acogieron con alborozo en varios
lugares de EE UU las noticias de la liberación, incluso si en
algunos casos aún no habían recibido del Pentágono la confirmación
oficial de que habían sido hallados y se encontraban en buen
estado.
Los soldados fueron rescatados por los marines norteamericanos
al sur de la ciudad de Tikrit, gracias a las indicaciones de
civiles iraquíes, que les dijeron donde se encontraban los
prisioneros, según dijo Rumsfeld. El presidente estadounidense,
George W. Bush, se mostró contento por este rescate.
Los siete prisioneros de guerra -seis hombres y una mujer-,
entre ellos dos de origen hispano, fueron trasladados en
helicóptero a Bagdad, donde fueron transferido a un avión de C-130
que los llevó a un hospital. Dos de ellos estaban heridos, pero
pudieron caminar por sus propios medios hasta el avión.
Estados Unidos había declarado siete prisioneros de guerra,
cinco de una compañía de mantenimiento que cayó en una emboscada
cerca de Nasiriya el 23 de marzo y los dos tripulantes de un
helicóptero Apache derribado al día siguiente.
De otra parte, el Pentágono aumentó ayer el número de muertos
entre los soldados estadounidenses que combaten en Iraq a 115 y
dijo que 400 han resultado heridos en acción.
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