Por su parte, el ministro británico de Asuntos Exteriores, Jack
Straw, indicó en Bahrein que Siria no es el próximo objetivo
militar después de la derrota de Sadam Husein y que no existe una
lista de «próximos países» para ser atacados.
La Casa Blanca insistió ayer en que Siria es «un Estado
terrorista» y que con esta denominación es como aparece en la lista
que publica todos los años el Departamento de Estado. En palabras
del portavoz de la Presidencia, Ari Fleischer, «Siria es un Estado
terrorista y alberga terroristas».
«Siria es realmente un Estado delincuente y así queda
especificado mediante su presencia en la lista de las naciones
terroristas establecida por el Departamento de Estado», añadió,
acusando de paso a Damasco de acoger a dirigentes iraquíes, los
mismos argumentos utilizados por distintos representantes
estadounidenses en las últimas horas.
Estados Unidos considerará imponer sanciones diplomáticas y
económicas en contra de Siria por su apoyo a los miembros del
antiguo régimen de Saddam Hussein en Irak, dijo por su parte el
secretario de Estado norteamericano Colin Powell.
El primer ministro británico, Tony Blair, subrayó ante la Cámara
de los Comunes que «no hay planes para invadir Siria», tras el
desplome del régimen iraquí de Sadam Husein.
Blair manifestó que el pasado fin de semana habló con el
presidente de Siria, Bachar al Asad, quien le prometió que las
autoridades de Damasco abortarán cualquier «intento de cruzar la
frontera» por parte de colaboradores de Sadam que quieran escapar
de Irak.
«No perseguimos a ningún país», recalcó Straw, de gira por
varios países del golfo Pérsico con el fin de recabar apoyo para la
reconstrucción de Irak.
El Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad
Común de la UE, Javier Solana, instó por su parte a EE UU a bajar
el tono de las declaraciones sobre Siria y a lanzar mensajes
positivos en este «difícil proceso» para calmar la situación.
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