Otros infiltrados serían miembros «irregulares» de una unidad
especial de los Guardias de la Revolución Islámica iraní.
Estados Unidos no aceptará «ninguna interferencia exterior» en
el proceso de formación de un gobierno democrático en Irak,
advirtió el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, durante una
conferencia de prensa.
Transmitió la «preocupación» de Washington e indicó que la
administración estadounidense había informado en ese sentido a las
autoridades iraníes.
Fleischer reaccionaba así ante las informaciones divulgadas el
miércoles por The New York Times, según las cuales agentes
entrenados en Irán se infiltraron en Irak, con la cobertura de la
peregrinación a Kerbala, para promover a líderes chiítas proiraníes
e instaurar un régimen islámico.
El diario, que cita a responsables de la administración
estadounidense, aunque sin nombrarlos, precisa que esos agentes que
envía Teherán forman parte de la brigada Badr, brazo armado de la
Asamblea Suprema de la Revolución Islámica (ASRII), la principal
organización de oposición chiíta iraquí, con sede en Irán.
Los chiítas constituyen, tanto en Irak como en Irán, la mayoría
de la población. En Irak fueron reprimidos por Sadam Hussein, un
sunita, pero en Irán están en el poder desde la revolución
islamista de 1979.
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