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EFE-KERBALA
La mayoría musulmana chií, que constituye el 65% de la población, se perfila como el primer obstáculo para Washington en Irak, en cuya capital Bagdad, el ayatolá Mohamed al Fartusi ha anunciado que quiere una República Islámica.

El gobierno de EE UU está sorprendido por la fortaleza y capacidad organizativa de los chiíes. Cuando el gobierno de Bush planificó el derrocamiento del régimen de Sadam -según funcionarios estadounidenses- no apreció plenamente la fuerza de las aspiraciones chiíes».

También, los ulemas de la Escuela Teológica de Nayaf, la más importante del mundo chií, ya se han pronunciado por una Constitución Islámica basada en los principios del Corán.

El Consejo Supremo de la Revolución Islámica aglutina al grupo de exiliados iraquíes más numeroso y está encabezado por el ayatolá Mohamed Hakim.

El «número dos» del Consejo Supremo de la Revolución Islámica iraquí (CSRI), el líder chií Abdul Aziz Hakim, hizo ayer un llamamiento en Kerbala en el que instó a los peregrinos «a no aceptar nunca un gobierno dirigida por elementos no iraquíes».

Abdul Aziz Hakim, que regresó de su exilio en Irán, fue a Kerbala, donde está la tumba del tercer imán Hussein, venerado por los chiíes, acompañado por milicianos de la Brigada al-Badr, brazo armado del Consejo Supremo de la Revolución Iraquí.