En Bagdad, además, se produjo una fuerte explosión de origen
todavía indeterminado, en los barrios del sureste de la capital.
Según explicaron distintos corresponsales, estaba ardiendo una
zanja llena de petróleo, parecida a las que las tropas iraquíes
incendiaron para tratar de impedir la visibilidad de los aviones
aliados. Los habitantes de la zona dijeron que no se produjo tal
explosión y que la zanja había sido incendiada por niños.
Según la cadena de televión qatarí Al Yazira, el desencadenante
que provocó el tiroteo fue el lanzamiento de una piedra contra las
tropas aliadas. Sin embargo, según el Mando Central estadounidense,
los iraquíes dispararon contra sus soldados con fusiles de asalto
AK-47 y no tuvo nada que ver con una concentración para celebrar el
66 cumpleaños de Sadam Husein, como indicaron testigos
presenciales. Lo que no aclaró es el número de víctimas y
heridos.
Los soldados abrieron fuego contra unos 500 manifestantes que
pedían la salida de las tropas de la localidad y de la escuela,
según dijeron testigos.
Un portavoz de EEUU aseveró que los soldados comenzaron a
disparar cuando algunos de los reunidos abrieron fuego contra ellos
con fusiles de asalto, pero testigos iraquíes subrayan que los
manifestantes estaban desarmados.
Por su parte, los iraquíes han prometido venganza y ataques
suicidas contra EEUU tras la matanza de los 15 civiles. Los
funerales celebrados ayer se convirtieron en una manifestación de
protesta, en la que se pidió «venganza inmediata» por la muerte de
los quince iraquíes, entre ellos varios niños.
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