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EFE-EVIAN
Los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, y Francia, Jacques Chirac, decidieron ayer mirar hacia delante, en su primer encuentro cara a cara después de los desacuerdos sobre Irak.

La reunión, que apenas duró media hora, arrancó después de que los dos aparecieran sonrientes ante las cámaras, tras una sesión de trabajo con sus colegas de los siete países más industrializados y Rusia dedicada a enviar un mensaje de confianza en la reactivación del crecimiento económico.

La conversación de Bush y Chirac fue «muy buena, útil, positiva y cordial», con un tono «cálido y amistoso» y marcada por «la voluntad de trabajar juntos», según la portavoz del presidente de Francia y de turno del G8, Catherine Colonna.

Los dos, agregó, «quieren mirar hacia delante» y que las relaciones no sean «prisioneras del pasado», agregó al recalcar que las diferencias están «asumidas» y, para Francia, «la amistad y la solidaridad van unidas con la franqueza. Así es cómo concebimos las relaciones».

Según fuentes francesas, Bush invitó a Chirac a viajar a EE UU, el próximo otoño. Se trata de una visita a Washington, no al rancho del presidente de EE UU en Texas, un privilegio que reserva a quienes considera como estrechos y fieles aliados.

El pasado, pues, no está olvidado y cada uno se mantiene en las posiciones que tuvo durante la crisis, en la que Francia abanderó la oposición a los planes de guerra de Washington en Irak.