TW
0

FRANCE PRESS-KABUL
Cuatro soldados alemanes murieron esta mañana en Kabul víctimas de un atentado con coche-bomba contra un autobús de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (Isaf). Se trata del ataque más mortífero perpetrado contra la Isaf desde su instalación a finales de 2001 en la capital afgana. Además, otros 29 germanos resultaron heridos, siete de ellos de gravedad, que debían ser trasladados de urgencia durante las próximas horas a Alemania, según indicó en rueda de prensa en Berlín el ministro alemán de Defensa, Peter Struck.

La Isaf ha sido blanco durante los últimos meses de varios actos terroristas, disparos de mortero y atentados con explosivos, que se han multiplicado desde principios de mayo, haciendo temer una acción incluso de mayor envergadura. La Isad había recibido además durante las últimas semanas informaciones muy precisas sobre riesgos de atentado. En consecuencia, había reforzado su dispositivo de seguridad: controles de carretera en los principales accesos a Kabul, limitación de los desplazamientos, sobrevuelos nocturnos de helicóptero, etcétera.

«Este atentado tiene una nueva, horrible dimensión», subrayó el ministro, precisando que hasta el momento no se tenían indicios de una eventual implicación de la red terrorista Al Qaeda. «Un autobús de la ISAF que circulaba por la carretera de Jalalabad en dirección al centro de la ciudad se vio implicado en una explosión poco antes de las 08:00 -hora local- (las 05:30 en España)», explicó el número dos de la ISAF, el general holandés Robert Bertholee.

Los primeros elementos de la investigación confirman la hipótesis del ataque suicida, según las autoridades afganas: un coche-bomba, un taxi con una o dos personas en su interior, se estrelló contra el autobús y explotó. El autobús se proyectó una decena de metros sobre el arcén de la carretera, mientras que el taxi quedó reducido a cenizas y sólo pudo ser identificado gracias al bloque del motor y a su placa de matrícula.

Un total de 33 soldados se encontraban a bordo del autobús. Habían acabado su misión en Afganistán y se disponían a tomar un avión con destino a Alemania. «Este atentado es un acto cobarde e hipócrita», estimó el canciller alemán, Gerhard Schröder, en un mensaje de condolencias a los familiares de las víctimas.