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La Policía dispersó anoche con cañones de agua y gases lacrimógenos a cientos de manifestantes en la Plaza de la Concordia de París, tras la manifestación contra el proyecto de reforma de las pensiones, y un fotógrafo cubano resultó herido en los enfrentamientos que continuaron en las calles y plazas vecinas.

Los transportes públicos, en particular los trenes y los transportes urbanos, se vieron seriamente afectados ayer en une nueva jornada de paros generalizados contra el proyecto de ley de reforma de las pensiones, que dejó paralizado al país.

Un fuerte despliegue policial impidió a miles de manifestantes acercarse a la sede de la cámara de los diputados, donde empezó el examen del polémico plan de reforma de las pensiones del Gobierno de centroderecha de Jean-Pierre Raffarin.

La marcha de París (200.000 personas según los sindicatos, 37.000 de acuerdo con la Policía) fue una de las muchas realizadas en todas las regiones de Francia, en la sexta jornada de movilización y huelgas en el sector público contra el proyecto.

Cientos de manifestantes, en su mayoría jóvenes, armados con adoquines, botellas y otros proyectiles improvisados, hicieron frente a los agentes antidisturbios.

El tráfico aéreo también se vio perturbado por la huelga convocada por cuatro sindicatos de los controladores, lo que se tradujo en el cierre de algunos aeropuertos menores y cancelaciones de vuelos en cifra no determinada.

Una de las primeras consecuencias de los paros en los transportes públicos fueron las retenciones en las entradas de las grandes urbes. A las nueve de la mañana superaban los 300 kilómetros en París.