Las fuerzas de elite de Estados Unidos combaten duramente contra
bolsas de resistencia de leales a Sadam Husein emboscados a unos
100 kilómetros al norte de Bagdad, como parte de la mayor operación
militar de castigo lanzada desde el fin de la guerra.
Al menos 27 de estos supuestos fieles al derrocado presidente
murieron ayer en un enfrentamiento con soldados de la IV División
de Infantería norteamericana, según anunció el mando estadounidense
en Bagdad.
Cuatro de ellos perdieron la vida cuando varios tanques de la
citada división repelieron un ataque de «elementos hostiles» cerca
de la localidad de Balad, a unos 60 kilómetros al norte de la
capital iraquí. El resto, 23 combatientes que emprendieron la
huida, perecieron bajo el fuego de los tanques Bradley y la
artillería de los helicópteros Apache AH-64.
Esta ofensiva forma parte de la ambiciosa operación «Ataque a la
Península», emprendida la madrugada del lunes sobre un arco de
territorio de unos 200 kilómetros que se extiende desde el norte de
Bagdad a la ciudad de Tikrit, cuna de Sadam Husein.
Durante la misma, soldados norteamericanos de la 101 División
aerotransportada habrían matado el jueves a unos 70 iraquíes cerca
de un «campamento de entrenamiento terrorista» situado a unos 150
kilómetros al norte de Bagdad, información que no ha sido
confirmada.
Según explicó el jueves el teniente general norteamericano David
McKiernan, máxima autoridad militar de EEUU en Irak, la operación
tiene por objetivo «erradicar a los baazistas, fedayines y guardias
revolucionarios» que todavía resisten, especialmente en las
ciudades de Balad, Bayi y Bakuba.
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