Hoon fue recibido por un grupo de manifestantes a su llegada a la corte de Justicia.

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El ministro británico de Defensa, Geoff Hoon, intentó sacudirse ayer la responsabilidad absoluta por el «caso Kelly» y apuntó a la Oficina del Gabinete y a Downing Street como implicados en las decisiones clave.

Lejos de presentarse como «cordero dispuesto al sacrificio» -como lo califica la prensa británica, que augura su dimisión por esta crisis-, el ministro se dedicó más bien a echar balones fuera en su comparecencia, a la espera de lo que testifique hoy Blair.

En una comparecencia ante el juez Hutton, Hoon indicó que el primer ministro, Tony Blair, estaba al tanto del trato dispensado a David Kelly días antes de su aparente suicidio y negó haberse visto involucrado en ninguna «conspiración» para divulgar su identidad.

Hoon insistió en que su Ministerio trató con corrección y quiso proteger el anonimato de su subordinado Kelly, el experto en armas que, al parecer, se suicidó cuando se supo que fue la fuente de una polémica noticia de la BBC que acusó al Gobierno de exagerar la amenaza de Irak para justificar la guerra.

Hoon, tras admitir que el informe sobre Irak causó malestar en los servicios secretos, aseguró que Jonathan Powell, jefe de personal del primer ministro, fue la primera persona que sugirió hacer público el nombre del científico como fuente de la información que acusó al Gobierno de «exagerar» un dossier sobre Irak.

Y señaló que la decisión de divulgar un comunicado que daba pistas sobre la identidad de Kelly procedió también de la Oficina del Gabinete, que depende directamente de Blair.