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AGENCIAS-JERUSALÉN
El muro que Israel está construyendo para separar su territorio de una zona de Cisjordania no sólo alterará la vida de cientos de miles de palestinos sino que además redibujará las fronteras marcadas en 1948, la llamada 'línea verde'. Así se desprende de un informe de la ONU, que estima además que la valla aislará el 14,5% del territorio palestino del resto de Cisjordania, afectando a 680.000 palestinos.

Este aislamiento supondrá, además, la separación de casi 7.000 palestinos de sus granjas, sus empleos o sus escuelas.

Sin embargo, Israel rechaza las conclusiones de este estudio, diciendo que es incorrecto, e insiste en que la barrera es necesaria para prevenir más atentados suicidas, si bien la causa de la controversia no es el muro en sí, sino su trazado. Los críticos alegan que la barrera -que es una combinación de una cerca y una pared- no sigue la línea fronteriza existente entre Israel y Cisjordania, por lo que acusan al Gobierno de Sharon de arrebatar territorios para influir en las fronteras políticas del futuro.

El Gobierno israelí señala que este informe de la ONU es una idea inexacta de la ruta de la cerca y que además no tiene en cuenta el hecho de que tendrá puertas por las cuales los palestinos podrán entrar y salir de sus hogares.

Además, Israel apunta que la Asamblea General de la ONU está en su contra dado que «gran parte de los países que la componen son naciones musulmanas o árabes».

Por su parte, el primer ministro israelí se mostró ayer partidario de un un aligeramiento de la presión ejercida sobre los palestinos para evitar un colapso de la Autoridad Palestina (AP) que obligaría a Israel a hacerse cargo de las necesidades de la población en los territorios.