El presidente de EEUU, George W. Bush, suprimió ayer los aranceles
especiales a la importación de acero, en una decisión esperada
desde hace semanas por el sector, evitando así represalias
comerciales de Europa y Asia. «Ha llegado el momento de
levantarlos», manifestó el presidente estadounidense en una
declaración que fue leída por el portavoz de la Casa Blanca, Scott
McClellan.
El presidente evitó anunciar personalmente la supresión de estos
aranceles, en una medida que puede perjudicarle de cara a las
elecciones presidenciales de 2004 en los principales Estados
productores de acero: Pensilvania, Virginia Occidental y Ohio. Bush
destacó en su declaración oficial que los aranceles de hasta un 30
por ciento impuestos en marzo de 2002 con la intención inicial de
mantenerlos hasta 2005 «han logrado su propósito».
«Y como resultado de un cambio en las circunstancias económicas,
ha llegado el momento de levantarlos», leyó McClellan. En la
declaración, el presidente expresó su convicción de que «los
trabajadores estadounidenses pueden competir con cualquiera en el
mundo siempre que tengan condiciones justas y equilibradas».
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