El primer atentado suicida del año en Israel se salda con al menos diez muertos.

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CARMEN POSTIGO-JERUSALÉN
Las Brigadas de los Mártires de al-Aksa, el brazo armado del movimiento Fatah, asumieron ayer la autoría del atentado de Jerusalén, que ha costado la vida a diez personas y heridas a 43, y aseguraron que la acción responde a la incursión militar de ayer en Gaza, donde murieron 8 palestinos. En una «nota militar», las Brigadas de los Mártires de al-Aksa aseveraron tener «la responsabilidad completa de la operación en Jerusalén» y «honra a su ejecutor», Ali Munir Yahara, de 25 años, del campo de refugiados de Deheisha, en Belén.

La blanca techumbre del vehículo se abrió como por obra de una abrelatas gigante y el interior quedó completamente calcinado. El artefacto -según la policía-, era muy potente y con gran cantidad de metralla, lo que causó un elevado número de heridos graves, 10 de los 43, que fueron trasladados a cuatro hospitales de Hadasa En Karem, Hadasa Har Hatzofin, Bikur Holim y Sharei Tzedek.

El documento hace mención al «muro de separación que no conseguirá garantizar la seguridad (de los israelíes) porque los Mártires de al-Aksa continuarán su camino hasta expulsar al ocupante de la tierra ocupada». El suicida Alí Munir era además policía de Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Belén, única ciudad cisjordana a la que Israel traspasó los servicios de seguridad en junio de 2003. En un vídeo hecho público ayer Alí Yusuf explica -antes de inmolarse- que el atentado lo lleva a cabo por la incursión militar israelí del miércoles en el barrio de Zeitun de Gaza en la que murieron ocho palestinos, cuatro de la Yihad Islámica y el resto de civiles.

A las 8,50 horas, el autobús número 19 sufría una fuerte explosión en su parte central cuando circulaba por la calle Gaza, en el barrio residencial de Rehavia, en la zona oeste de Jerusalén. Diez israelíes murieron y otros 43 resultaron heridos a sólo unos 150 metros de la residencia del primer ministro, Ariel Sharón y en el día del intercambio de prisioneros entre Hizbulá e Israel.

El conductor, que salió con vida debido a que la deflagración afectó especialmente a la parte trasera del vehículo, refirió consternado: «No me di cuenta que algún sospechoso hubiera subido al autobús». Efectivos policiales a caballo, miembros de la Estrella Roja de David, bomberos y voluntarios acordonaron la zona del siniestro, incluido el Cafe Moment, escenario de otro atentado suicida el 9 de marzo de 2002, que causó la muerte a 11 personas.

Ariel Sharón no se encontraba en el momento de la explosión en su residencia oficial. El primer ministro se desplazó la noche antes a su granja privada de «los Sicomoros», en el noroeste del desierto del Néguev, desde donde siguió la aplicación del canje de prisioneros y cadáveres entre Israel y la organización libanesa Hizbolá, que se lleva a cabo ayer. «Este atentado es la razón por la que Israel construye una cerca de seguridad. Es la única manera de defendernos», dijo Dore Gold, portavoz del primer ministro en referencia al muro de separación que Israel construye en Cisjordania.