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JOSÉ SEAGE-ISKANDARIYA
La mayoría de los fallecidos eran hombres iraquíes que se habían acercado hasta el centro policial con la esperanza de ser reclutados y conseguir trabajo en un país donde el paro es un problema tan acuciante como la violencia. La explosión ocurrió a las 9:15 de la mañana hora local en el aparcamiento de la comisaría de Policía, situada en el centro de la localidad.

Mientras los cadáveres llegaban al hospital de la ciudad -que en pocos minutos quedó colapsado, por lo que muchos de los heridos hubieron de ser trasladados al hospital de campaña que las tropas polacas tiene en los aledaños- en las calles se extendían los rumores sobre el origen y naturaleza del atentado. Poco después del mismo, las fuerzas de ocupación acordonaron la zona e impidieron acercarse al lugar de los hechos.

Un portavoz de la Policía iraquí salió y explicó que un vehículo había detonado en un aparcamiento situado entre la comisaría y el Ayuntamiento. Pero para Hudai al-Mahmud, un joven desempleado de Iskandariya, el ataque tiene un origen completamente distinto.

«Oí el siseo del misil mientras se acercaba y después vi como impactaba contra la comisaría. No hay duda de que han sido los americanos», dijo. La multitud que le rodea, enardecida por su relato, no dudaba en asegurar que ellos también habían visto un avión, en unos casos, o un helicóptero en otros, mientras hacía fuego.

Al Iskandariya se encuentra a 50 kilómetros al sur de Bagdad, lejos del llamado «triángulo suní», una zona boscosa al norte de la capital iraquí donde han ocurrido la mayoría de ataques contra las fuerzas de la ocupación. Pero la población de esta pequeña villa es predominantemente chií.