Siete guardaespaldas iraquíes resultaron heridos ayer en un atentado en Bagdad.

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La última acción violenta se produjo ayer en la ciudad de Mosul, donde insurgentes dispararon dos proyectiles «Katiusha» contra el ayuntamiento de la ciudad, lo que causó la muerte de al menos dos civiles y heridas a otras trece personas, entre ellas un niño.

En la ciudad de Tikrit, unos 180 kilómetros al norte de Bagdad, murieron nueve iraquíes. En Faluja, en el corazón el denominado «triángulo suní», al menos otras nueve personas murieron en los enfrentamientos provocados por la entrada de los marines estadounidenses en la ciudad cuando buscaban sospechosos de un ataque previo.

En Bagdad, siete guardaespaldas iraquíes que trabajan para expertos occidentales resultaron heridos el viernes a consecuencia de un atentado con bomba contra dos vehículos todo terreno.

Los nuevos atentados se produjeron en unos momentos de grave tensión en las ciudades de Faluja y Tikrit, al norte y al este de la capital, donde el viernes se registraron violentos enfrentamientos entre insurgentes y las tropas de Estados Unidos, apoyadas por agentes de seguridad iraquíes.

Entre las víctimas mortales en Faluja figura un infante de Marina estadounidense, con lo que ya se eleva a 400 el número de militares norteamericanos fallecidos en combate desde el comienzo de la invasión de Irak hace un año.