Berlusconi visita por sorpresa al contingente italiano en Nasiriya.

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Una delegación del Consejo de Gobierno iraquí, bajo control de los Estados Unidos, intentaba negociar ayer con los insurgentes un alto el fuego en la convulsa Faluya, escenario de la peor batalla campal que ambas partes libran en la posguerra. No obstante, el portavoz de las tropas norteamericanas en Irak, el general Mark Kimmit, dijo que se han reforzado sus posiciones en torno a Faluya, con un tercer batallón de marines y soldados del nuevo Ejército iraquí.

Kimmitt afirmó que espera ser informado en breve de los resultados, y explicó que, a pesar de que continúan los ataques contra sus fuerzas, por el momento la gran ofensiva está detenida. Pero advirtió que se reanudará la operación si los insurgentes iraquíes no deponen las armas y no entregan a los responsables de la muerte de los cuatro contratistas norteamericanos el 31 de marzo.

El representante del Consejo de Gobierno Provisional en las conversaciones con la resistencia, Hashem Al Hasany, indicó que la reunión se dio en un buen ambiente por lo que esperaba «resultados positivos» y agregó que en la negociación participaron jefes de tribus y clérigos de Faluya. Según medios árabes, las tres condiciones de los insurgentes para declarar un alto el fuego son el cese de los bombardeos aéreos, la retirada de las tropas de la coalición de la ciudad y la indemnización a la población afectada por la ofensiva militar.

A cambio, los insurgentes se mostraron dispuestos a entregar a los responsables del asesinato hace una semana de cuatro civiles norteamericanos, pero con el requisito de que EE UU someta al veredicto de la Justicia a los pilotos de los aviones que han participado en los bombardeos.