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El clérigo Hazem al-Arayi, considerado el lugarteniente del líder radical chií, Muqtada al Sadr, fue puesto en libertad tras pasar varias horas retenido por las fuerzas estadounidenses. Al-Arayi se personó en una sala del hotel Sheraton, en Bagdad, para informar de su libertad, tras haber pasado cinco horas encerrado en una habitación del complejo hotelero.

Al salir de la entrevista, soldados estadounidenses se acercaron a él e incluso lo tomaron del brazo, pero fue protegido por un grupo de jefes de clanes que habían acudido a una reunión, y que le ayudaron a refugiarse en una habitación.

Las circunstancias que han rodeado el incidente entre Al-Arayi, imám de la mezquita bagdadí de Kadhamiya, y las tropas norteamericanas han sido extrañas, ya que no se sabe si fue arrestado o simplemente retenido.

Al-Arayi había acudido ayer por la mañana a una entrevista con medios de comunicación italianos en el vecino hotel Palestine, durante la que amenazó a las tropas transalpinas estacionadas en la localidad meridional iraquí de Naseriya.

Mientras, Muqtada al Sadr mantuvo su acento desafiante y afirmó que está dispuesto a «morir en martirio». «Estoy listo para sacrificarme e insto a todo el pueblo (iraquí) a que mi muerte no signifique el fin de la lucha contra la libertad sino el fin de la ocupación», dijo Muqtada, en su primera reacción al anuncio hecho el domingo por el mando militar de Estados Unidos de que lo quiere atrapar «vivo o muerto».

En declaraciones transmitidas ayer por la televisión libanesa Al-Manar, vinculada al grupo chií Hizbula, el clérigo también conminó al resto de los países que tienen tropas desplegadas en Irak a alejarse de los norteamericanos y a trabajar «hombro con hombro con los iraquíes». Afirmó, no obstante, que tiene «las puertas abiertas», y que no quiere cerrar ninguna», en alusión, al parecer, a la mediación de jefes tribales y religiosos iraquíes para encontrar una salida a la crisis desencadenada por la insurrección chií.