Los intensos bombardeos estadounidenses sobre Faluya se sucedieron a lo largo del día de ayer.

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EFE-WASHINGTON/BAGDAD
Los jefes militares estadounidenses en Irak están autorizados para hacer lo que crean necesario a fin de controlar la situación en Faluya, afirmó ayer el presidente George W. Bush, aunque por ahora se está evitando un ataque sobre la ciudad. «Nuestros jefes militares emprenderán las acciones que consideren necesarias para asegurar Faluya en favor del pueblo iraquí», dijo Bush en unas declaraciones conjuntas con el primer ministro sueco, Goran Persson.

Sus palabras se produjeron mientras continúan intensos combates. La violencia se repitió ayer durante todo el día en la asediada Faluya, con bombardeos discontinuos, después de la dura ofensiva emprendida el martes por la noche por las fuerzas de ocupación que desde hace tres semanas cercan la ciudad. Ayer, potentes explosiones se escucharon en diferentes puntos de la ciudad, seguidas de densas columnas de humo y continuos tiroteos, bajo el incansable sobrevolar de los helicópteros artillados de combate.

El presidente inició ayer una nueva ronda de conversaciones sobre la normalización política en Irak y de las relaciones con aliados tradicionales de Washington -muy tensas por la guerra iraquí-. Bush aseguró que «la mayor parte de Faluya está volviendo a la normalidad», pero reconoció que hay «bolsas de resistencia», por lo que los responsables militares «han recibido la autorización necesaria para entrar en acción para ayudar al pueblo iraquí a lograr una sociedad pacífica y libre».

Según la cadenas de televisión árabes «Al-Yazira» y «Al-Arabiya», los ataques dejaron decenas de muertos sobre el terreno. Los canales mostraron imágenes de desafiantes pobladores de la ciudad, armados con fusiles y pistolas, mientras leían un panfleto en el que se ofrecía una recompensa de 10.000 dólares por la caza del secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, y los generales estadounidenses Ricardo Sánchez y Mark Kimmitt.