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EFE-WASHINGTON/BAGDAD
Estados Unidos concluyó ayer el mes más sangriento de su campaña en Irak, un año después de que el presidente George W. Bush anunciara, el 1 de mayo de 2003, el final de los combates de envergadura en el país árabe. El aniversario llega en un momento en un momento en que las tropas de EEUU se retiran de la localidad sureña iraquí de Faluya luego de mantenerla sitiada por un mes, al tiempo que crece la controversia por la difusión de una serie de fotos de presos iraquíes maltratados por militares norteamericanos.

En una rueda de prensa ofrecida ayer junto al primer ministro canadiense, Paul Martin, Bush se vio obligado a defender aquel discurso. «Hace un año pronuncié un discurso en el portaaviones en el que decía que habíamos logrado un objetivo importante, cumplido una misión, que fue la caída del ex presidente Sadam Husein. Como resultado, ya no hay cámaras de tortura o fosas comunes en Irak», declaró el presidente de EEUU.

La situación contrasta con la de hace un año, cuando Bush aterrizó, vestido de piloto, en el portaaviones «Abraham Lincoln» para anunciar en un discurso el fin de las principales operaciones militares en Irak, ante una pancarta en la que se leía «Misión Cumplida».

Matizó que aquel 1 de mayo también apuntó «que atravesaríamos momentos difíciles». Un atentado suicida ocurrido ayer en las cercanías de Faluya ha dejado dos soldados estadounidenses muertos, lo que eleva a 127 la cifra de militares caídos en Irak este mes.

Este ataque se producía casi simultáneamente con los primeros movimientos de evacuación de las tropas estadounidenses del sur de Faluya, ciudad que sitiaban desde hace un mes en represalia por el asesinato y la mutilación de los cuerpos de cuatro guardias estadounidenses de seguridad. La salida de los marines de las zonas civiles de Faluya ha dejado una ciudad fantasma controlado por las fuerzas iraquíes, donde apenas se ve vida, mientras los habitantes cuentan a sus muertos enterrados en campos de fútbol, mezquitas y jardines.