También se contempla la disolución de la Organización Báder, las
antiguas Brigadas Báder, la principal milicia chií, que pertenece a
la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica (ASRI), liderada por
el destacado político chií Abdulaziz Al Hakim. Sin embargo, el
Ejército de Al Mahdi, la milicia de Muqtada al Sadr, que cuenta con
unos 10.000 partidarios, se mantuvo al margen de estas
negociaciones políticas, por lo que pasa, según algunas fuentes de
la coalición, a ser una organización ilegal, mientras que su líder
no podrá ejercer legalmente un cargo público en los próximos tres
años incluso aunque deponga las armas.
«Me place anunciarles el éxito de las negociaciones a nivel
nacional sobre la reintegración de las milicias y las otras fuerzas
armadas que se encontraban fuera del control del Estado», dijo
Alaui en un comunicado, leído ante varias cadenas de televisión.
Este acuerdo incluye a todos los grandes ejércitos privados de
Irak, incluidos los Peshmerga, el brazo armado de los dos
principales grupos políticos kurdos del país, la Unión Patriótica
del Kurdistán (UPK) y el Partido Democrático Kurdo (PDK).
Según los planes de la coalición, al menos 60.000 antiguos
combatientes o guardaespaldas armados habrán abandonado las armas y
se habrán inscrito en el programa el próximo 1 de julio, cuando se
verifique el traspaso de poder. Según estos proyectos, la mayoría
de ellos pasarán a formar parte de las fuerzas policiales y de la
guardia civil, otros 10.000 serán jubilados forzosos y el resto
recibirán entrenamiento como vigilantes jurado o se integrarán en
empresas privadas de seguridad.
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