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El primer ministro israelí, Ariel Sharón, líder del bloque derechista Likud, comenzó a negociar ayer con el jefe de la oposición parlamentaria, el octogenario laborista Simón Peres, su ingreso en la coalición de Gobierno.

Dos ministerios a cargo de ministros del Likud, el de Exteriores, cuyo titular es Silván Shalom, y el de Finanzas, al frente del cual figura el ex primer ministro Benjamín Netanyahu, y su posible transferencia a políticos del Partido Laborista (PL), si entrara a formar parte de la coalición de Gobierno, parecían ser los principales obstáculos para Sharón y Peres.

Los viejos adversarios políticos, que suman «más de 150 años entre ambos», desayunaban ayer en la residencia de Sharón en Jerusalén en medio de gran resistencia, especialmente de parte de los ministros que temen ser desplazados y de legisladores de la derecha radical en el Likud, que rechazan el ingreso de los laboristas en el Gobierno por considerarlo como «un cáncer».

«No vamos a negociar carteras ministeriales sino cuál será la política del Gobierno», aseguró Peres a los afiliados de su Partido, que temen ser «absorbidos por Sharón», en lugar de influir sobre él para que impulse el proceso de paz con los palestinos.

Peres, interesado en la cartera de Exteriores para conducir un posible plan de paz conjunto, también es un duro crítico de Netanyahu, quien trata de sanear la economía nacional a costa del sacrificio de las clases más humildes y cuyo plan fue descrito recientemente por el primero como «programa de capitalismo cochino».