La misión estará formada por representantes de instituciones
democráticas y de organizaciones de Derechos Humanos y será la
primera que supervise el desarrollo de unas elecciones
estadounidenses.
«Estados Unidos está obligado a invitarnos, como todos los
países de la OSCE deberían» estarlo, según indicó al respecto la
portavoz Urdur Gunnarsdottir, que apeló al «compromiso político»
que permite este tipo de participación.
Trece miembros del Partido Demócrata de la Cámara de los
Representantes, ante el temor a que se produzcan atropellos a los
derechos civiles, como los que, según dicen, se produjeron en
Florida en las elecciones de 2000, escribieron al secretario
general de Naciones Unidas, Kofi Annan, en julio para pedirle que
envíe observadores internacionales.
Después de que Annan rechazara la petición al considerar que
debe ser la Administración la que cumpla este trámite, los
demócratas pidieron al secretario de Estado, Colin Powell, que
firme la carta.
El Departamento de Estado de EE UU restó importancia a la
presencia de observadores internacionales en las próximas
elecciones, y aseguró desconocer si se debe a una petición de
congresistas de raza negra. Un portavoz del Departamento de Estado,
Adam Ereli, consideró que la presencia de los observadores de la
OSCEpara que supervisen las elecciones «se está sacando de
proporciones».
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