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El Ejército estadounidense hizo ayer un llamamiento a la población civil iraquí para que evacara sin demora la zona de combates en Nayaf antes de recrudecer los combates sobre la ciudad que se registran por por sexto día consecutivo. En el sur, las amenazas de los insurgentes provocaron la caída de las exportaciones de petróleo iraquí.

Los balances de los combates del ejército de Estados Unidos y de las milicias chiítas durante los últimos seis días son contradictorios. Según un informe estadounidense, más de 360 rebeldes y cuatro soldados estadounidenses murieron desde el 5 de agosto. Pero las milicias divulgaron un parte de 15 bajas en sus filas. En cuanto a las víctimas civiles, el hospital general de Nayaf habló de 24 muertos y 107 heridos.

En la ciudad de Diwaniya al menos cinco persoas murieron y 30 resultaron heridas en enfrentamientos. En Nayaf, la ciudad santa chií situada a más de 100 kilómetros al sur de Bagdad, se escuchaban tiros de cañón, de morteros y de armas automáticas provenientes del cementerio de la ciudad, feudo de los milicianos chiíes del líder radical Moqtada Sadr, y cuyo control le disputan el Ejército estadounidense y la policía iraquí. La Fuerza Multinacional dirigida por Estados Unidos justificó en un comunicado el empleo de la fuerza armada contra el cementerio al calificar a las milicias de «fuerzas anti-iraquíes».

En el centro de la ciudad santa se podía observar una espesa columna de humo que se elevaba cerca del mausoleo del imán Alí, lugar sagrado de los chiíes. Numerosos policías iraquíes se dirigían en camionetas hacia esta zona que era sobrevolada por helicópteros estadounidenses.

Durante la mañana, las fuerzas estadounidenses pidieron por megáfono a la población civil que evacuara la zona de combates, según informó un corresponsal de France Presse, que precisó que exhortaban a las milicias a deponer las armas y abandonar la ciudad santa.