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EFE-KIGALI
La matanza de unas 160 personas en un campo de refugiados tutsi congoleños en Burundi produjo ayer la consternación de la ONU y la indignación del presidente burundés. El Ejército de Burundi informó de que encontró los cadáveres de 159 personas tras un ataque anteanoche contra el campo de refugiados de Gatumba, cerca de la frontera con la RDC a la altura de Uvira, localidad congoleña al extremo norte del lago Tanganyika.

El último grupo rebelde hutu aún en activo en Burundi, las Fuerzas Nacionales de Liberación (FNL), se atribuyó la autoría del ataque, pero insistió en que disparaba sólo contra los miembros de las fuerzas de seguridad burundeses que se habían adentrado en el campo ante el avance de los rebeldes. El presidente de Burundi, el hutu Domitien Ndayizeye, dijo sobre esa versión: «lo desmiento totalmente. Como se ha visto, son civiles, especialmente niños y mujeres, que han sido salvajemente masacrados».

Ndayizeye también afirmó que se trataba de una agresión lanzada desde la vecina República Democrática del Congo (RCD) por parte de una «coalición» y agregó que, «según los testigos, los atacantes hablaban dialectos congoleños, además del kirundi», principal idioma de Burundi.

Los muertos, además de los más de 110 heridos, recibieron no sólo balazos sino también machetazos, y algunos de los cadáveres fueron quemados, según testigos.

Se teme también por las vidas de unos 30 heridos, dada la gravedad de su estado.

Acudió también al lugar de los hechos la enviada especial de la ONU para Burundi, Noureldine Satti, quien se mostró «horrorizada». «Sólo puedo expresar mi incomprensión ante semejante barbaridad», agregó la representante de Kofi Annan, durante su visita al campo, que es administrado por la ONU.