La policía iraquí descubrió ayer al menos 25 cadáveres en las dependencias de un tribunal religioso del clérico radical chií Muqtada al Sadr.

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La entrega de las llaves del recinto religioso más importante para la comunidad musulmana chií, y que los milicianos emplearon como base militar, es un paso hacia la resolución del conflicto armado surgido el 5 de agosto en la ciudad santa. «El recinto del santuario ha sido evacuado, y sus llaves entregadas a la autoridad religiosa», declaró el clérigo Ahmed Jaffar, portavoz del gran ayatolá Ali Sistani.

Ese paso era uno de los términos principales del plan de paz articulado por Sistani, y aceptado el jueves en su totalidad por Al Sadr y el Gobierno interino iraquí encabezado por el primer ministro, Iyad Alaui.

La responsabilidad sobre la custodia de la mezquita y de su patrimonio, fue formalizada mediante el documento que firmaron el comandante del Ejército de Mahdi, el jeque Ahmed Al Shibani, y el propio Jaffar, jefe de la representación del gran ayatolá Sistani en Beirut (Líbano).

El cumplimiento de otro de los términos fundamentales del plan de paz, el desarme de la milicia que con ímpetu exigió el Gobierno durante el asedio, era para la Policía difícil de comprobar, más aún teniendo en cuenta que es raro el hogar iraquí en el que no exista un arma de fuego.

Vecinos de Nayaf y peregrinos relataron haber visto a milicianos esconder la ametralladora AK-47 entre sus ropas, mientras que otros dijeron a la radio local Dijla, que observaron como los leales de Al Sadr abandonaban el recinto religioso cargados con «pesadas bolsas».