En un llamamiento a los países para que hagan «algo más» y apoyen
de manera decidida a los regímenes del presidente afgano, Hamid
Karzai, y el primer ministro iraquí, Iyad Alaui, Bush afirmó que
«como miembros de la ONU, todos nos jugamos algo en el éxito de las
democracias más jóvenes del mundo». Bush reconoció que la violencia
sigue siendo un grave problema en Irak y aludió a la decapitación
del estadounidense Eugene Armstrong.
Bush expuso sus argumentos a favor de la guerra iraquí, que en
sus actos electorales despiertan enormes aplausos pero que la
Asamblea General acogió con un discreto silencio. Bush afirmó que
EEUU ha ayudado a «librar al pueblo iraquí de un dictador fuera de
la ley».
«No hace tanto, regímenes fuera de la ley en Bagdad y Kabul
amenazaban la paz y patrocinaban a los terroristas ... Hoy, los
pueblos de Irak y de Afganistán están en el camino de la democracia
y la libertad», afirmó el presidente.
«Un Irak democrático tiene enemigos despiadados ... un grupo
terrorista asociado con Al Qaeda es hoy día uno de los principales
grupos que asesinan a inocentes en Irak, perpetrando una campaña de
explosiones contra civiles y decapitaciones de hombres atados»,
afirmó Bush. Sin embargo, insistió, «la respuesta adecuada a las
dificultades no es la retirada, sino imponerse».
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