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Los terroristas que el pasado día 1 de septiembre se apoderaron de una escuela en Beslán (Osetia del Norte) cargados de explosivos y que fueron abatidos tres días después en el trágico desenlace, que costó la vida a más de 350 rehenes, la mayoría niños, estaban drogados, afirmó ayer la Fiscalía General de Rusia.

De acuerdo a los análisis forenses realizados a los cadáveres de los terroristas, todos ellos habían consumido drogas y 22 de ellos se habían puesto inyecciones de heroína y morfina, según señala el comunicado de la Fiscalía General en el Cáucaso Norte.

El parte cita al fiscal general adjunto de Rusia, Nikolái Shepel, quien afirmó que «la concentración de drogas en los organismos de algunos de los terroristas chechenos superaba las dosis mortales, lo cual revela que eran drogadictos empedernidos y permanecieron drogados a lo largo de todo el período de preparación del atentado. Durante los tres días que duró el secuestro, los terroristas hicieron vivir un verdadero calvario a los rehenes, a quienes prohibieron incluso beber agua.