Si después del recuento a máquina la diferencia es de un 0,25 por
ciento o menos, se efectúa un recuento manual de las papeletas en
las que los electores votaron más de lo permitido y de aquellas
donde los votantes no se pronunciaron en todas las opciones.
En vísperas de las elecciones presidenciales, el presidente de
EE UU, George W. Bush, y su rival demócrata, el senador John Kerry,
mantienen un empate del 49 por ciento en las preferencias de los
votantes a nivel nacional, según las últimas encuestas.
Con ese escenario se ha pronosticado reñidos comicios y debido a
los antecedentes que tiene Florida por el bochorno electoral de
2000, ya hay en este estado un batallón integrado por abogados de
ambos partidos dispuestos a litigar por cada voto emitido.
A los letrados también se suma la presencia de observadores
federales e internacionales, algunos de ellos invitados por
organizaciones no gubernamentales.
Hasta el cineasta estadounidense Michael Moore, un feroz crítico
de Bush, ha dicho que planea desplegar 1.200 voluntarios con
cámaras para filmar todo lo que suceda en los centros electorales
de Florida y Ohio, dos de los estados que podrían definir los
comicios.
En caso de ser necesario, la ley del estado de Florida establece
dos etapas para ese proceso.
Un recuento con máquina que comienza si el margen de la victoria
es de un 0,5 por ciento o menos y los resultados deben ser
comunicados al Estado a más tardar a las 17.00 GMT del tercer día
después de las elecciones, es decir el viernes.
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