Seguidores de Arafat hacían vigilia anoche frente al hospital en el que está ingresado el «rais», cerca de París.

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Menos de una hora después, fuentes médicas francesas indicaban a medios locales que el líder palestino estaba en un estado de «muerte cerebral», sumido en el nivel más profundo de coma (el nivel IV), en el que puede ser mantenido durante días o semanas por medios artificiales. Las informaciones sobre el estado de «muerte cerebral» de considerado padre del nacionalismo palestino no contradicen la afirmación del responsable médico del Ejército francés de que Arafat «no ha muerto», ni los desmentidos del primer ministro palestino, Ahmed Qurea, desde los territorios.

Estripeau, quien recalcó que el comunicado había sido establecido «en el respeto de la discreción exigida» por la esposa de Arafat, Suha, indicó que el paciente había sido trasladado el miércoles por la tarde a «un servicio adaptado a su patología», porque su situación clínica se había vuelto «más compleja». El médico no describió en absoluto el estado de Arafat, ni precisó la patología, ni tampoco reveló si estaba intubado en el servicio de reanimación, como habían afirmado horas antes fuentes médicas francesas. No estaba previsto ningún otro parte médico por el momento, indicó el servicio sanitario del Ejército.

Fuentes médicas francesas indicaron que un electroencefalograma le fue practicado ayer al presidente de la ANP, una señal de extrema gravedad, ya que es el único medio de ver si aún hay vida en un paciente en coma profundo. Arafat había ingresado el pasado viernes en el hospital de Percy, en Clamart, después de que el Gobierno francés enviara un avión medicalizado a Ammán para trasladarle a París, a petición de la ANP, dos días después de que su estado se deteriorara bruscamente. Sus médicos en Ramala, donde estaba confinado por el Ejército israelí desde diciembre de 2001, habían indicado entonces que padecía una anomalía sanguínea, caracterizada por un nivel bajo de plaquetas en la sangre y cuyo origen se desconocía.