La tristeza embarga a miles de palestinos ante el final de la vida de Arafat. Foto: REUTERS
El presidente palestino, Yaser Arafat, está vivo pero en un coma «cada vez más profundo» y su suerte está «en manos de Dios», dijo en París el ministro palestino de Exteriores, Nabil Shaat, que descartó la posibilidad de recurrir a la eutanasia. Tras una jornada marcada por la incertidumbre sobre el estado de Arafat, cuya muerte anunciada por varios medios de comunicación fue desmentida por los servicios médicos franceses, Shaat aseguró que está «muy mal», pero «su corazón, su cerebro y sus pulmones funcionan todavía» y «está con vida». El ministro descartó toda eutanasia para el presidente de la Autoridad Nacional Palestina y dijo que «morirá o vivirá» en función de «su capacidad de resistir y la voluntad divina». «Los musulmanes no aceptamos la eutanasia», agregó, al señalar que ésa es una posibilidad que no se han planteado «ni los médicos ni la familia», menos aún dado que Arafat no sufre, recalcó.
Shaat, miembro de la delegación de dirigentes palestinos que ayer visitó a Arafat en el hospital para conocer de primera mano su estado, ofreció una rueda de prensa, en la que quiso dejar claro que «no hay razón para lanzar rumores precipitando su muerte o esperando un pronto restablecimiento». Tras agradecer al Gobierno y los médicos franceses lo que estaban haciendo, Shaat explicó que «no disponemos por ahora de una comprensión de las razones de su deterioro» Arafat empeoró la noche del lunes a consecuencia de una hemorragia cerebral. «Los médicos se inclinan» como causa de su enfermedad, «su edad» y «la deplorable situación sanitaria en la que ha vivido en los últimos años. Según él, Arafat sufre «una inflamación de estómago e intestinos», lo que le ha mantenido «sin alimentación durante un largo periodo». Shaat aseguró que le parecía «indecente hablar de sus funerales» cuando «estamos rezando para que se recupere».
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