Fotografía de familia del G-20, reunida ayer en Berlín.

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Alemania y Estados Unidos llegaron ayer a un acuerdo que permitirá reducir la deuda iraquí con el club de París (deuda gubernamental) en un 80%, dijo el ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel. «He llegado con mi colega estadounidense, John Snow, a un acuerdo que servirá de base para que en el Club de París se arregle la cuestión de la condonación de la deuda de Irak», señaló Hans Eichel en un receso de la reunión del G-20. El acuerdo contempla una reducción total del 80%, que se efectuará en tres fases.

Alemania y Estados Unidos son los principales acreedores de Irak, pero a diferencia de Washington, el gobierno alemán era partidario de condonar menos cuantía por tratarse de un país rico en petróleo.

La primera, de carácter inmediato, prevé una condonación del 30 por ciento, la segunda será de un monto idéntico pero irá ligada a un programa del Fondo Monetario Internacional, y la tercera, del veinte por ciento restante, entrará en vigor una vez se haya implantado con éxito el citado programa. «No vemos en este acuerdo un precedente para negociaciones con otros países», subrayó Eichel.

Estados Unidos, que lideró la guerra en Irak, era partidario de perdonar prácticamente toda la deuda gubernamental de ese país, mientras que Alemania y Francia abogaban por reducir como mucho el cincuenta por ciento de los compromisos de ese Estado con el Club de París. Mientras, la volatilidad de los mercados de divisas, especialmente las ganancias del euro contra el dólar, ha abierto un nuevo frente de contienda entre Berlín y Washington en el foro del G-20.

Fue nada menos que el canciller alemán, Gerhard Schröder, quien disparó con artillería pesada al acusar a EE UU de ser el responsable de la actual debilidad del dólar por su doble déficit, fiscal y comercial. La causa «es sin duda el doble déficit» de Estados Unidos, señaló Schröder para añadir que, «ser socios significa que hay que hacer algo en contra de ello».

«No se puede pedir a los europeos que hagan reformas estructurales sin tener en cuenta las propias necesidades económicas en la medida que nosotros creemos necesario», señaló el canciller.