Washington confía en que un dólar depreciado facilite la reducción
del abultado déficit comercial estadounidense, y no ha hecho
demasiados esfuerzos por disimular esta postura, pese a mantener el
apoyo verbal a su moneda. En su carrera alcista, el euro ha batido
este mes seis récords contra el dólar, impulsado cada vez por
motivos distintos, pero siempre en un clima adverso a la divisa
estadounidense.
El Banco Central Europeo (BCE) fijó ayer su cambio oficial en
1,3089 dólares. En los últimos tres meses, el euro ha ganado un 7
por ciento frente al «billete verde», que se ha debilitado a pasos
forzados con el visto bueno del gobierno del presidente George W.
Bush.
Tal como comentaba Greenspan el pasado viernes en Fráncfort, la
demanda de dólares ha disminuido en vista del doble déficit, fiscal
y comercial, de EEUU.
El secretario del Tesoro de EEUU, John Snow, manifestó el pasado
fin de semana en una reunión del G-20 de países industrializados y
emergentes en Berlín, la voluntad de su gobierno de reducir el
déficit a la mitad a medio plazo, pero estas buenas intenciones no
han convencido a los mercados.
Los actores en el mundo financiero propugnan un descenso
ordenado del dólar, ya que su desplome podría tener consecuencias
imprevisibles para la economía mundial, empezando por una rápida
pérdida de la competitividad de las exportaciones europeas, un
proceso que ya está en marcha a medida que se aprecia el euro.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.