Los funcionarios subrayaron las medidas adoptadas para prevenir
comportamientos contrarios a la normativa y el código de conducta
de la ONU, pero rehuyeron dar cualquier detalle sobre los
sospechosos y ni siquiera revelaron su nacionalidad, aunque
reconocieron que es un problema «serio, que continúa».
Los resultados de la investigación y la situación en general en
RDC fueron presentados ayer por el responsable de operaciones de
paz de la ONU, Jean Marie Guehenno, el representante especial de la
ONU en el país, William Lacy Swing, y la directora de la división
para investigaciones internas, Barbara Dixon.
Dixon denunció además la falta de cooperación de mandos
militares que, según un informe de su equipo divulgado ayer, en
unas ocasiones no proporcionaron la información solicitada y en
otros «interfirieron activamente en la investigación».
El informe explica que la Misión de la paz en RDC recibió 72
denuncias contra personal civil y militar, pero muchas de ellas
eran incompletas, sin identidad de víctimas o autores, ni datos
concretos que ayudaran a una investigación eficaz.
La mayoría de alegaciones se referían a la solicitud del
servicio de prostitutas, pero también las había de violación,
agresión sexual, y posesión de pornografía infantil.
De los 20 casos que han sido objeto de un informe, solo uno
corresponde a un empleado civil de la misión, y el resto se
refieren a «cascos azules» de tres contingentes.
Solo seis de los 19 casos confirmados entre el personal militar
han resultado totalmente demostrados, en otros dos no se pudo
corroborar la identidad de los autores, y en los once restantes las
víctimas y testigos no fueron capaces de identificarlos.
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