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FRANCE PRESS-NAIROBI
El Gobierno sudanés y el principal grupo rebelde del país firmaron hoy un acuerdo de paz que pone fin al conflicto bélico de mayor duración en Africa, concluyendo así un proceso de ocho años y una guerra civil que ha costado más de dos millones de vidas desde 1983. En una ceremonia celebrada en la vecina Kenia -donde se llevaron a cabo las negociaciones- el vicepresidente sudanés, Ali Osman Mohammed Taha y el presidente del Ejército para la Liberación Popular, John Garang, sellaron el acuerdo de paz.

Sin embargo, mientras los sudaneses celebraban el acuerdo de paz, los problemas masivos que enfrenta el país y los importantes compromisos efectuados por ambas partes harán que su implementación sea sumamente difícil. Sudán ha permanecido en guerra durante 40 ó 50 años, y el éxito del pacto no está garantizado.

La guerra entre el norte y el sur ha enfrentado al Gobierno de Sudán -dominado por sectores islámicos- con los rebeldes, que quieren una mayor autonomía y un mayor acceso a las riquezas del país para el sur. El conflicto es culpable de más de dos millones de muertes, debidas principalmente a la hambruna y las enfermedades que han ocasionado la guerra.

«Nuestra gente ha experimentado la amargura de la guerra ... la paz traerá abundancia a nuestro país», expresó el presidente sudanés, Omar el Bashir. Asimismo, valoró que el acuerdo de paz no sólo es entre los rebeldes y el Gobierno, sino que también representa «un nuevo contrato para todos los sudaneses».

Finalmente, se comprometió en acelerar las negociaciones de paz de la región de Darfur, en el oeste del país. Mientras, Garang declaró que por primera vez el pacto aportará independencia a todos los sudaneses, y transformará la nación, garantizando equidad para todas las razas, grupos étnicos y religiosos. «Este acuerdo de paz cambiará a Sudán para siempre», manifestó Garang ante una multitud.