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Los insurgentes iraquíes han cumplido su promesa. A pesar de las extremas medidas de seguridad impuestas en el país para garantizar la celebración de unas elecciones consideradas como históricas, los rebeldes consiguieron sembrar el pánico a unas horas de que abran los centros de votación, dejando una veintena de muertos entre los que figuran dos trabajadores de la Embajada de Estados Unidos en Bagdad.

Ya desde primeras horas del día los insurgentes perpetraron ataques contra colegios electorales del norte del país, concretamente en localidades kurdas y de la provincia de Kirkuk, lo que provocó heridas a al menos cinco personas. En total se registraron ataques contra centros de votación de ocho ciudades. Un coche bomba conducido por un suicida hizo explosión frente a una comisaría de la ciudad kurda de Janakin (cerca de la frontera con Irán) falleciendo ocho personas.

Horas después se conoció la muerte de un soldado estadounidense por el estallido de una bomba colocada junto a una carretera en Bagdad. La explosión en un distrito occidental de la capital terminó con la vida de este militar, cuya identidad no ha sido revelada hasta que su muerte le sea notificada a su familia.

Por otra parte, un cohete lanzado contra la Embajada de Estados Unidos en Bagdad mató a dos norteamericanos que trabajaban en la legación diplomática e hirió a otros cuatro, según informó un funcionario de la Embajada. El cohete cayó en el complejo de la Embajada, situada en la fortificada 'Zona Verde', en el centro de la capital iraquí, según un funcionario que se mantuvo en el anonimato. Un civil y un marinero, ambos asignados a la Embajada, murieron en el ataque, según un funcionario militar que tampoco se identificó. En cuanto a los cuatro estadounidenses heridos, dos eran militares, otro civil y del cuarto se desconoce su condición.

Finalmente, cinco iraquíes fueron encontrados muertos en una calle del bastión insurgente de Ramadi. Los cinco tenían las manos atadas a la espalda y uno de ellos fue decapitado, al parecer por colaborar con las fuerzas estadounidenses.

El primer ministro interino anunció ayer que el estado de emergencia va a ser prorrogado durante un mes más a partir de la fecha de su prevista conclusión, el ocho de febrero.