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NAMIR SUBHI-BAGDAD
Al menos veintiún policías iraquíes perdieron la vida ayer en Bagdad en una nueva masacre de los insurgentes, que han intensificado su campaña de terror mientras los políticos buscan alianzas de cara a la formación del próximo Gobierno. El atentado, en el que también resultaron heridos cerca de una treintena de agentes, es el más cruento ocurrido en Bagdad desde que el pasado 30 de enero se celebraran elecciones generales parlamentarias.

Mithal Alusi, secretario general del Partido Democrático, cayó en una emboscada tendida por un grupo de hombres armados cuando transitaba en su vehículo por un barrio del oeste de la capital, explicaron fuentes policiales. Agregaron que los atacantes, apostados en otro automóvil, dispararon varias ráfagas y alcanzaron a dos de los hijos de Alusi, quien, por su parte, resultó ileso.

Según un portavoz policial, a primera hora del mañana, un suicida al mando de un coche bomba hizo estallar la carga cerca de un camión en el que viajaba un grupo de agentes adscritos a la antigua base aérea de Al-Muthana, ubicada en el centro-oeste de la capital iraquí. Otras fuentes policiales indicaron, sin embargo, que aún se investigan diferentes causas.

Fuentes médicas señalaron, por su parte, que algunos de los heridos llegaron en «estado crítico», por lo que no se descarta que el número de víctimas mortales pueda aumentar en las próximas horas. También ayer, un conocido político iraquí sobrevivió a un intento de asesinato en el que, sin embargo, perdieron la vida dos de sus hijos.

El controvertido político había ganado celebridad el pasado año cuando decidió viajar a Israel e instar a la normalización de relaciones con su país. Además, un grupo de insurgentes destruyó un tramo del principal oleoducto septentrional iraquí, que quedó en llamas y con la producción interrumpida.