Los líderes de la oposición libanesa convocaron una reunión en la
casa de Hariri, en el barrio Koraytem, cerca de la cual miles de
sus seguidores se congregaron y corearon eslóganes contra Siria,
país que ejerce un poder tácito sobre Líbano. «Siria afuera,
queremos un Líbano libre e independiente», gritaban.
El atentado fue reivindicado por la hasta el momento desconocida
«Organización de la Victoria y la Yihad (Guerra Santa) en los
países del Sham» -Siria, Líbano, Jordania y Palestina-, que afirmó
en un vídeo que cometió esta acción para castigar a Hariri por su
apoyo al régimen saudí, que han emprendido una campaña contra la
red Al Qaeda.
Al término de la reunión, la oposición libanesa achacó a Siria y
al régimen del presidente libanés, Emile Lahud, el asesinato del ex
primer ministro. «Es un crimen espantoso, la responsabilidad es
conocida, comienza en Damasco, pasa por el Palacio de Baabda (sede
de la Presidencia libanesa) y el Gobierno libanés», dijo Hamadi,
quien había resultado gravemente herido en un atentado con coche
bomba perpetrado en octubre en Beirut.
En un intento de calmar los ánimos, la familia de Hariri publicó
un comunicado en el que anunció su muerte por «manos criminales» y
pidió a los libaneses «resignarse a la voluntad de Dios, tener
paciencia y preservar la unidad nacional conforme a los
llamamientos del mártir».
El ex primer ministro se oponía a la prórroga del mandato del
presidente Emile Lahud, con quien nunca se entendió, aunque
empujado por Siria votó a favor de ésta. El atentado contra Hariri,
registrado alrededor de las 13.00 horas locales (11.00 GMT),
ocurrió poco después de que abandonara el Parlamento tras una
sesión en la que se estudiaba la próxima ley electoral.
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