Por su parte el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas,
dio por terminada la guerra con los israelíes y alabó la labor del
primer ministro israelí, Ariel Sharon, quien está «hablando un
lenguaje diferente» a los palestinos y sigue adelante con su plan
de retirada de la franja de Gaza pese a la presión a la que le
están sometiendo en su propio partido. «Es una buena señal para
empezar», declaró Abbas, en una entrevista que publica el «New York
Times».
Miles de ultraderechistas se manifestaron en Jerusalén, Galilea
y los alrededores de Tel Aviv, incluidos unos 15.000 colonos en el
bloque de Gush Kativ, en la franja de Gaza, contra la retirada
israelí de Gaza y el desmantelamiento de cuatro asentamientos
judíos del norte de Cisjordania, prevista en el Plan de
Desconexión, impulsado por el primer ministro de Israel, Ariel
Sharon.
Protestaban asimismo por el proyecto de ley de compensación
económica para los colonos que abandonen sus casas durante la
retirada, que varía según la antigüedad en el asentamiento y los
medios de producción con los que cuentan, aunque puede alcanzar
hasta 250.000 dólares.
Por otro lado, el primer ministro de Israel, Ariel Sharón, ha
asegurado que su familia ha contratado agentes de seguridad para
vigilar la tumba de su esposa y evitar una posible profanación por
ultraderechistas israelíes ante su decisión de retirarse de la
franja de Gaza. Además de Sharón, fuentes israelíes manifestaron
que también han recibidos amenazas de grupos de extrema derecha el
ministro de Defensa, Shaúl Mofaz, y el de Infraestructuras,
Benjamín Ben Eliezer.
El proyecto de ley para la evacuación de Gaza será sometido
mañana miércoles al Parlamento y, en última instancia, al Consejo
de Ministros el domingo. En caso de ser aprobada en el plenario de
la Kneset y en el Consejo de Ministros, el desmantelamiento de los
asentamientos judíos y la retirada del Ejército, comenzarán en
cinco meses.
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