Estados Unidos anunció ayer la retirada de su embajadora en Siria,
Margaret Scobey, a raíz del asesinato del ex primer ministro
libanés Rafic Hariri. Scobey «volverá de forma inminente» a
Washington para realizar «consultas urgentes», anunció ayer el
portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher.
Estados Unidos no ha acusado expresamente a Damasco de estar detrás
del atentado que mató a Hariri y otras 16 personas, pero su
retórica indica que considera responsable a Siria, país que
controla de facto lo que ocurre en la política libanesa.
Antes de salir de territorio sirio, la diplomática entregó al
Gobierno de Damasco un mensaje en el que Washington manifiesta su
«profunda preocupación» por el asesinato en atentado de Hariri el
pasado lunes en Beirut, añadió Boucher. Además, la nota recalcó que
Siria mantiene «una apreciable presencia militar» en Líbano, en
violación de la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la
ONU.
Boucher recalcó que la presencia militar siria en el Líbano
supone una injerencia continua en ese país, y que los ciudadanos
libaneses «deben poder expresar sus preferencias políticas libres»
de la influencia de Damasco.
La decisión de la Casa Blanca supone un nuevo paso en el
deterioro de la relación entre EEUU y Siria, país al que Washington
acusa de promover el terrorismo, obstaculizar el proceso de paz en
Oriente Medio y ayudar a la insurgencia en Irak.
«Estados Unidos consultará con otros gobiernos de la región y en
el Consejo de Seguridad de la ONU sobre medidas que puedan tomarse
para castigar a los responsables de este atentado terrorista, para
acabar con el uso de la violencia y la intimidación contra el
pueblo libanés», declaró el portavoz de la Casa Blanca, Scott
McClellan.
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