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Con determinación y sin ambages el vicepresidente iraní, Mohamed Reza Aref, y el primer ministro sirio, Naji al-Otri, manifestaron ayer su determinación a sellar una ayuda mutua tras una entrevista mantenida en Teherán. «Estamos preparados para ayudar a Siria en todos los campos para hacer frente a las amenazas», subrayó Aref. «Nuestros hermanos sirios afrontan amenazas específicas y nuestro deseo es que puedan beneficiarse de nuestra experiencia. Estamos listos para proporcionarles toda la ayuda que necesiten», agregó.

La tensión con Siria creció el pasado año, una vez que Washington respaldó en la ONU la declaración 1559 del Consejo de Seguridad que pide la salida de las tropas sirias del Líbano, país sobre el que el régimen de Damasco ejerce un poder tácito. El martes, con su decisión de retirar a su embajadora de la capital siria, ha dejado entrever que culpa al régimen del presidente Bachar al-Asad del atentado que el pasado lunes segó la vida del ex primer ministro libanés, Rafic Hariri, y que está dispuesto a intensificar la presión.

Al-Otri subrayó, por su parte, la importancia de una reunión «beneficiosa, mantenida en un momento muy delicado, en el que ambos países hacen frente a múltiples desafíos». Fuentes oficiales sirias en Damasco negaron que tal declaración común signifique el establecimiento de una «alianza estratégica» entre ambos Estados, y recordaron que Damasco y Teherán cooperan «desde hace tiempo».

EEUU e Israel acusan a Irán y a Siria de promover el terrorismo internacional y de facilitar la inestabilidad en Irak al dejar paso franco a los mercenarios islamistas que se suman a la insurgencia. Asimismo, denuncian que el régimen iraní oculta un programa nuclear cuyo objetivo es la adquisición de un arsenal de armas no convencionales.

Irán y EEUU rompieron sus relaciones diplomáticas en 1979, tras el triunfo de la revolución islámica que encabezó el ayatolá Rujolá Jomeini y que derrocó al régimen pro occidental del último Sha de Persia, Mohamed Reza Asefi. El enfrentamiento se recrudeció tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando el presidente de EEUU, George W. Bush incluyó a Irán en su denominado «eje del mal».