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La clase política alemana lloraba ayer la muerte del ex coordinador de los servicios secretos Hans-Jürgen Wischnewski, un icono de la socialdemocracia germana apodado «el héroe de Mogadiscio», por su papel en la liberación de 87 rehenes de un avión secuestrado de Lufthansa que había partido desde Mallorca.

El Parlamento, el canciller Gerhard Schroeder y la totalidad de los partidos políticos rindieron homenaje a «Ben Wisch», como en sus tiempos bautizó al político el canciller Willy Brandt, en alusión a sus buenos contactos con el mundo árabe. Fumador empedernido, Wischnewski murió ayer, a los 82 años, en una clínica de Colonia donde había sido ingresado con una infección, unos meses después de ser uno de los pocos alemanes asistentes al funeral en Egipto por el líder palestino Yaser Arafat.

Conocido en Alemania como un «pura sangre» de la política, Wischnewski fue el coordinador, en 1977, del asalto de un avión de Lufthansa «Landshut» que había partido de Mallorca (España) y que fue secuestrado por un comando palestino. El político era entonces secretario de Estado en la Cancillería de Helmut Schmidt, quien puso en sus manos una operación orquestada por un grupo de elite antiterrorista, desplazado al aeropuerto de la capital somalí. El secuestro duró cinco días y se saldó con la muerte de cuatro miembros del comando terrorista, que durante el secuestro habían asesinado a sangre fría a uno de los pilotos del aparato.

El caso del «Landshut» fue uno de los capítulos más negros del terrorismo alemán. Unas horas después del asalto, aparecieron muertos en sus celdas de la cárcel de Stammheim Andreas Baader y otros dos fundadores de la RAF (Fracción del Ejército Rojo).