Bashir se enfrentaba a la pena de muerte por las otras tres
acusaciones de las que finalmente fue absuelto. La mayoría de los
analistas habían predicho que su castigo sería mucho menor, en
parte debido a la debilidad de los argumentos de los fiscales.
Durante el juicio, de cinco meses de duración, sólo un testigo
testificó que Bashir dirigía la Jemaa Islamiyah. Los cinco jueces
afirmaron además en su veredicto que no hay pruebas que demuestren
que Bashir participara en la conspiración para atentar contra el
hotel Marriott de Yakarta, en agosto de 2003, en un ataque suicida
que mató a 12 personas.
Los jueces declararon inocente a Bashir de las acusaciones de
dirigir el grupo terrorista Jemaa Islamiyah -vinculado a Al Qaeda-,
que planeó el atentado de 2003 en el hotel Marriott, en el que
murieron 12 personas, así como de las de incitar a sus seguidores a
lanzar ataques terroristas.
El clérigo, de 66 años, saldrá seguramente de prisión antes de
octubre de 2006, puesto que está en la cárcel desde abril de 2004.
Estados Unidos y Australia, que perdieron 88 ciudadanos en el
atentado de Bali, consideran que Bashir es el líder espiritual de
la Jemaa Islamiyah, y esperaban una importante condena para parar
el terrorismo en Indonesia, la nación con más población musulmana
del mundo.
Bashir estaba en prisión en el momento del ataque. «Los autores
de las bombas del Marriott admitieron que lo hicieron por ellos
mismos», indicaron los jueces. «Ni la defensa ni los fiscales
dijeron que el defendido planeara o incitara a otras personas a
poner las bombas», afirma el veredicto.
Una docena de oficiales altamente armados escoltaron a Bashir a
la sala del tribunal, donde el acusado sonrió y dijo a los
periodistas que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, es
el «demonio». Unos 1.000 policías protegían el edificio y un
centenar de simpatizantes de Bashir esperaban el veredicto final.
«Estoy oprimido por gente de este país y del extranjero», afirmó
Bashir tras el veredicto, rodeado de simpatizantes que le
vitoreaban. «Consideran una cadena la ley islámica, y son ellos los
esclavos de un comportamiento inmoral. Dios, abre sus corazones o
destrózalos», añadió, mientras uno de sus seguidores, con la cara
cubierta por un pañuelo rojo, llamaba a «aplastar a América y a sus
lacayos».
La defensa de Bashir, por su parte, acusó al Gobierno de Yakarta
de haber cedido a presiones de Estados Unidos para declarar
culpable al clérigo de algún cargo.
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