El cuerpo sin vida de Juan Pablo II, que no ha sido embalsamado,
será enterrado bajo tierra y no en un sarcófago, informó ayer el
Maestro de Ceremonias Pontificias, Piero Marini, que confirmó que
la elección del próximo Papa será anunciada con la «fumata blanca»
y repique de campanas.
Una vez concluido el funeral, en la plaza de San Pedro, el féretro
será trasladado a las Grutas Vaticanas, tras introducirlo en los
otros dos, será depositado en el mismo lugar donde estuvo enterrado
durante casi 30 años su predecesor, y al que admiraba, beato Juan
XXIII.
El arzobispo Marini, junto al portavoz vaticano, Joaquín Navarro
Valls, informó sobre el rito de las exequias y las disposiciones
previstas para el próximo cónclave, cuya fecha todavía no ha sido
establecida por la Congregación de Cardenales.
Respecto al funeral, Marini dijo que se ha introducido en esta
ocasión una novedad: el rostro de Juan Pablo II será cubierto con
un pañuelo blanco antes de cerrar el féretro de ciprés en el que
será colocado. Según estable la normativa vaticana, el cadáver del
Papa es colocado en un féretro de ciprés forrado de terciopelo
carmesí y encajado en otro de plomo de cuatro milímetros de
espesor, a su vez encajado en otro de madera de olmo barnizada.
En el interior será introducido un saquito de terciopelo con las
medallas del pontificado y un pergamino con su biografía dentro de
un tubo de cobre.
Marini precisó que será un enterramiento muy sencillo, sobre la
tierra, en cuya lápida será escrito el nombre y las fechas del
pontificado, al estilo del de Pablo VI. Juan Pablo II descansará a
poco metros de la tumba de San Pedro, al lado de Pablo VI y frente
al sarcófago de Juan Pablo I.
Sobre la muerte del Pontífice, el arzobispo Marini precisó que
en el momento del óbito estaba presente el camarlengo, el cardenal
español Eduardo Martínez Somalo, otros purpurados y el personal
médico y que el deceso se constató tras realizar un
electrocardiograma que duró un largo espacio de tiempo.
Marini subrayó que el rito de la constatación de la muerte no
corresponde necesariamente con el real y que en la noche del 2 de
abril, cuando el Papa murió (a las 21,37 horas) no estaban
presentes todos los prelados que debían presenciar el óbito. De ahí
que se realizase al día siguiente (a primeras horas de la mañana)
la constatación oficial de la muerte por parte de Martínez
Somalo.
El arzobispo Marini agregó que «creo que hicimos una cosa más
digna (en las horas posteriores a la muerte), ya que el cadáver fue
revestido y trasladado a la capilla privada del Papa.
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