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Siempre que se va a elegir a un nuevo Papa salen a relucir las famosas profecías atribuidas a San Malaquías, según las cuales el sucesor de Juan Pablo II será el penúltimo Pontífice antes de la llegada de «Pedro Romano» y el fin del mundo. Las profecías de San Malaquías, obispo y santo irlandés nacido en Amagh en 1094, se publicaron por primera vez en 1595 y están compuestas por 112 divisas correspondientes a otros tantos Papas, a partir de Celestino II, elegido Pontífice en 1130. El lema del Papa que saldrá del cónclave que comienza el próximo día 18 es «Gloria Olivae» (La gloria del olivo), interpretado antes de conocer su identidad como tiempo de paz o estirpe mediterránea. La divisa atribuida al fallecido Papa Wojtyla es «De labore solis» (Del trabajo del sol), leída como el Papa que viene del este, del sol que surge, o como el Papa capaz de un gran y prolongado trabajo.

En otros casos la relación de los papas con sus lemas sólo es posible mediante explicaciones bastante complejas, dada su ambigüedad.

A Juan Pablo I, muerto en 1978 tras un mes de pontificado, le corresponde la leyenda «De medietate Lunae (De la media Luna), que enlaza con su nombre (Abino Luciani -luz blanca-) o con la diócesis en la que nació (Belluno), además de haberse constatado que eventos importantes de su vida ocurrieron en noches de media luna.

Tras el Papa que sucederá a Juan Pablo II las predicciones del santo irlandés canonizado en 1199 por Clemente III y amigo de San Bernardo -que nunca nombra sus profecías- viene el último Pontífice, Petrus Romanus: «En la persecución final de la Santa Iglesia Romana reinará Petrus Romanus, quien alimentará a su grey en medio de muchas tribulaciones. Después de esto, la ciudad de las siete colinas será destruida y el temido juez juzgará a su pueblo».