Opositores a Gutiérrez se manifiestan con cacerolas en Quito.

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AGENCIAS-QUITO
El presidente ecuatoriano, Lucio Gutiérrez, declaró la noche del viernes el estado de excepción en la ciudad de Quito para tratar de frenar las multitudinarias manifestaciones en su contra de los ciudadanos, que han desafiado la orden y preparan nuevas protestas.

Sin embargo, decenas de miles de ciudadanos respondieron al golpe saliendo a la calles de Quito y se preparaban para una larga noche de protestas.

Gutiérrez, en un mensaje televisado a la nación y rodeado por el alto mando militar y varios ministros, anunció también la disolución de la Corte Suprema de Justicia y dijo que el estado de emergencia se ejecutará ante la conmoción nacional que han generado las protestas en Quito.

Tras pedir al pueblo ecuatoriano que se encomiende a Dios, Gutiérrez explicó que su decreto limita los derechos a la libre opinión, reunión y circulación y estableció como zona de emergencia el distrito metropolitano de Quito.

Su decisión fue confirmada y respaldada por las Fuerzas Armadas que, en rueda de prensa, ratificaron que se harán cargo de resguardar el orden en la capital del país.

El jefe del Comando Conjunto, el vicealmirante Víctor Hugo Rosero, remarcó que el estado de excepción busca «recuperar la paz y el orden perdidos en los últimos días» y señaló que la medida «no atenta contra ningún ciudadano».

La medida generó inmediatas reacciones de políticos que calificaron a Gutiérrez de «dictador», mientras que varios diputados pedían a todos sus colegas que se reúnan de manera urgente en el Parlamento para derogar el decreto presidencial.

El Consejo Metropolitano de Quito, presidido por el alcalde Paco Moncayo, pidió la renuncia del presidente de la República, Lucio Gutiérrez, después de que decretara el estado de emergencia en la capital y cesara a la actual Corte Suprema de Justicia (CSJ).